Sol, granizo y multitudes en el primer Sant Jordi pospandemia

Sol, granizo y multitudes en el primer Sant Jordi pospandemia

Santiago Posteguillo, Eva García Sáena de Uruturi y Ángel Martín triunfan en un día marcado por el estoicismo ante el mal tiempo

Barcelona amaneció con las calles mojadas y los catalanes escrutando el cielo. Sant Jordi parecía desafiar todas las previsiones meteorológicas con las calles llenas, rosas por doquier (la novedad: muchas se podían pagar con Bizum o Verse) y escritores firmando a pesar de las rachas de viento intermitentes. Hasta que a mediodía cayó la primera granizada. Apenas 20 minutos bastaron para desmontar casetas y que cayeran ramas de los árboles en el centro, lo que obligó a intervenir a varios equipos de Bomberos y Guardia Urbana.

El Servicio de Emergencias Médicas tuvo que atender a algunos transeúntes heridos por golpes de ramas y de stands. A las tres de la tarde, otra nueva granizada se llevó volando la carpa de la librería La Central. Así transcurrió el día: entre lluvia, viento, un tímido sol y un granizo que causó estragos. Más de una librería y editorial independientes tuvieron que recoger sus paradas a media jornada.

El primer Sant Jordi pospandemia, sin mascarillas ni restricciones, arrancó con una lectura popular de El Quijote frente a la Catedral. Iván, de 23 años y mochila al hombro, invocaba a Rocinante en la tarima de la asociación cervantina de Barcelona: cualquiera podía subir y leer unos párrafos a escasas calles de donde se imprimió la segunda parte del Quijote en 1615, en el 14 de la calle del Call, sede del desaparecido taller de Sebastián Comellas, que tanto Cervantes como su personaje visitaron en la realidad y en la literatura.

Taylor Mabika